
Pudimos ver, ayer, viernes 7 de marzo, la Cumbre del “Grupo de Río” que se realizó en Santo Domingo, República Dominicana. El tema excluyente, el que se llevó consigo casi 6 horas de discusión, fue la invasión que la milicia formal de Colombia había realizado a la hermana nación de Ecuador con el propósito de asesinar a un grupo de las FARC que se encontraban en aquella región.
Uribe, presidente de Colombia, fiel a su última semana de declaraciones, cambió en reiteradas ocasiones el eje de su discusión. Lo escuchamos en la última semana, primero, justificar la invasión teniendo en cuenta la posición que el gobierno de Colombia quiere instalar poniendo a las FARC dentro de la bolsa de grupos terroristas. En este caso, la lucha contra el terrorismo no tiene fronteras ni responde a legalidad; por ende, da luz verde a la invasión y el bombardeo de cualquier país. Cuando esta visión (visión heredada desde los EEUU) fue rechazada por la totalidad de los países latinoamericanos, el Sr. Álvaro Uribe decidió cambiar e impulsar la idea de “encubrimiento o connivencia” de parte del gobierno de Ecuador en relación a las Fuerza Armada Revolucionaria de Colombia. Afirmó que el gobierno de Ecuador tenía relaciones directas con este grupo guerrillero y acusó directamente a Correas (presidente ecuatoriano) de entablar dichas relaciones.
En medio de esto, la liberación de rehenes por parte de las FARC se estaba concretando. Sumaban siete los liberados hasta que, de un momento a otro, el presidente Uribe decide suspender la mediación que estaba realizando el presidente venezolano Chávez y –extrañamente- empieza una avanzada del ejército colombiano sobre la guerrilla. Lo cierto es que, en la invasión de Colombia a Ecuador, muere el segundo de la milicia revolucionaria, ‘Raúl Reyes’, conjuntamente con otros guerrilleros que estaban durmiendo cuando fueron sorprendidos. La utilización de alta tecnología por parte del ejército formal colombiano posibilitó esta operación en plena noche.
Mientras que se celebraba el encuentro del Grupo de Río, el secretario de las FARC, ‘Iván Ríos’, es asesinado en Colombia. En la Cumbre, Uribe pone a disposición una serie de documentos para que sean investigados por el gobierno ecuatoriano. Correas, en una de sus intervenciones, expresa las constantes contradicciones en las que incurre su colega colombiano, dejando en claro que no le puede creer después de que su discurso ha variado tantas veces. Lo acusa de mentiroso. Algunos presidentes optan por rescatar las posiciones de cada uno de los que intervienen en el conflicto, como es el caso de Calderón –México-; otros estiman que ‘el problema’ debe resolverse por el lado de la ‘legalidad’, como lo expresó la presidenta Fernandez de Argentina. El presidente de Nicaragua, en pocas frases, empieza a poner cierta claridad en el asunto, recordando que la O.E.A. (Organización de Estados Americanos) se había declarado en contra de la invasión de Colombia a Ecuador, a excepción de un país. Por este motivo, Daniel Ortega propone que el nombre de esta entidad sea cambiado a Organización de Estados Latinoamericanos, ya que, evidentemente, “existen intereses de otro país que no son los nuestros”. Por otro lado, Ortega planteo que se tendría que estar discutiendo sobre cómo combatir la pobreza, cómo mejorar la educación, y que, lamentablemente, la reunión debe ser por la agresión de un pueblo latinoamericano a otro. En un punto de la discusión, Venezuela (que por cierto había enviado sus tropas a la frontera con el invasor) y Ecuador deciden descomprimir la situación y Correas expresa “un perdón” ante la violación de la frontera. Uribe, con gran despliegue dramático, se levanta y le da la mano a su colega. Luego, hace lo propio con Chávez que, ni lento ni perezoso, ya se había acercado al lugar que ocupaban los flashes y los zooms.
Uribe nunca explicó, para que se entendiera mejor nuestra situación como latinoamericanos, qué significa el “Plan Colombia”. Tal vez, si Uribe hubiera explicado cuál es el plan que el imperialismo norteamericano tiene para “eliminar a las FARC y el narcotráfico”, todo sería más claro. Si Uribe se hubiera tomado unos minutos para dar a conocer cuáles son los lugares y las capacitaciones que la milicia yanqui le da al ejército colombiano, sería más fácil para nosotros comprender esta circunstancia por la que atravesamos. Uribe tampoco dice que, lo que quiere hacer EEUU con Colombia y Latinoamérica es lo mismo que hizo con Israel y Medio Oriente, osea, tener un gendarme en la región que cuide sus intereses y le sirva como elemento hegemonizador. Con algunas de estas explicaciones, el contexto en el cual estamos inmersos sería más fácil de entender, más simple de interpretar.
Ayer, se hizo la paz. Y fue la paz porque existió una buena predisposición a la hora de dialogar y –aunque se trataron duramente- se llegó a un acuerdo provisional. Las preguntas que surgen son: ¿quiere realmente el gobierno colombiano que las FARC liberen rehenes?, ¿es conveniente para sus planes?, ¿podrá esta paz mantenerse si EEUU sigue interviniendo en la región?
Evitemos que la paz sea una paz-violenta… osea, evitemos que la paz sea una paz de ‘agachar cabezas’ y, por otro lado, como dice un amigo, evitemos que sea ‘una cierta paz que tiene olor a una nueva victoria del capitalismo’.
Michel en el Centro de Documentación "Ideas del Sol" .
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